“Esto sucedió el día 19 (de septiembre) , en una casa donde ella tenía un salón en la villa Da Vinci, fue encontrada ahí, y el día 20 fue el dia en que ella falleció.Cuando llegamos al hospital nos dijeron que ella había ingerido un líquido que se llama formol, en gran cantidad, líquido que le destruyó todos sus órganos”.
Ha pasado un mes desde que Nayaret Cisternas Latín, una joven de 32 años que vivía en Quillota y trabajaba como colorista, envió a Érika, su madre, un mensaje de audio pidiendo ayuda.
Nayaret murió al día siguiente de ese mensaje.
Desde ese día, la familia y amigas de Nayaret, y distintas colectivas feministas que han estado impulsando acciones por justicia, han desestimado el suicidio como causal de su muerte, tesis que es actualmente investigada por la justicia.
Así lo relata Lucía Huerta, amiga de Nayaret, y que comparte detalles de lo sucedido ese 19 de septiembre:
“Le manda un mensaje a su mamá pidiéndole ayuda porque se iba a morir. Cuando sus papás llegan a la casa, ella se encontraba en el suelo y estaba con su pareja, personaje que no le prestó ayuda, teniendo el auto de la Naya afuera. Luego la tomaron, la llevaron al hospital, ahí lo mandaron a buscar el líquido que supuestamente la Naya había ingerido, -que no sabemos cómo él sabía que era eso- y luego este tipo desapareció, entonces ahí es cuando también nosotros empezamos a sospechar”.
Un suicidio inducido, o un femicidio, son las hipótesis que se manejan, pues no había ninguna situación ni motivo para que Nayaret tomara la decisión de terminar con su vida en forma repentina.
La mirada crítica que el feminismo pone frente a la violencia machista, situaciones como el suicidio de Antonia Barra en 2019, o el de Solange Mesina -una joven que se suicidó en Viña del Mar el pasado 2 de octubre – luego de haber denunciado el abuso sexual cometido por hombres de su familia durante años-, han permitido dejar de naturalizar situaciones que hasta hace tiempo atrás, no se hubiesen reconocido como un suicidio femicida.
En el caso de Nayaret, se suma el antecedente de que la familia no estaba en conocimiento de que ella se encontraba siendo agredida por Diego Calderón, su pareja en ese momento, hechos frente a los cuales ya habían denuncias previas, como dice su amiga Lucía:
“Una vez que llegó carabineros, la familia se enteró que ella sufría maltrato de este tipo porque tenía dos constancias ya de maltrato, así es que eso es lo que ahora se está intentando investigar si finalmente ella se tomó el líquido por voluntad propia queriendo terminar con su vida por culpa de los maltratos que sufría con este tipo o si fue algo más”.
Durante el mes que ha pasado desde la muerte de Nayaret, distintas organizaciones feministas y de mujeres de la zona, se han activado y coordinado levantando en redes sociales la cuenta @justiciaparanaya (En Facebook, Justicia para Nayaret) realizando acciones de denuncia, velatones, acompañamiento a la fiscalía local y otras actividades.
Este jueves 20 de octubre se realizará una marcha por las calles de Quillota que partirá a las 18.00 horas desde la copa de calle Condell.
“Ella era una mujer maravillosa, era una persona muy alegre, todos siempre nos recordamos de su alegría de sus ganas de vivir, de su lucha, era una mujer independiente, estaba con muchos proyectos encima por eso no entendemos por qué ella acabaría con su vida, por eso es que obviamente tenemos la sospecha de que no fue así. Estamos seguros de que ella no se suicidó”.