¡Malditos cagones!

Drogar a alguien con premeditación y el fin de someterla se llama “sumisión química”.

Y al tipo lo cacharon “por casualidad”, sacando fotos debajo de las faldas de varias mujeres en un supermercado. Denuncia. Detención. Así llegaron a la casa y encontraron que en su computadora había filmaciones de su esposa, con la que llevaba casado más de 50 años, inerte y siendo abusada por hombres distintos.

Pasó al sur de Francia durante 10 años. 92 violaciones filmadas. 83 individuos. 54 identificados. Al juicio llegaron 50 más el esposo acusados por violación con “sumisión química”. Eran camioneros, soldados, carpinteros y obreros, un guardia de prisiones, un enfermero, un experto en informática que trabaja para un banco, un periodista local. Hombres entre 26 y 74 años. Todos hijos sanitos del patriarcado.

Hasta saberlo, ella perdía pelo y olvidaba. Creía tener Alzehimer porque su memoria estaba alterada y olvidaba días enteros. No solo había imágenes de ella sino también de su hija. Giselle pidió que el juicio fuera público “para ayudar a otras mujeres que pudieran estar en la misma situación”.

La bella durmiente despertó, recuperó la memoria, y señala ante el mundo “la barbarie de su propio sacrificio ante el altar del vicio”. ¿es solo vicio? ¿o es la cultura de la violación expuesta por lo grotesco, lo premeditado, lo sistemático? Le pasó a Giselle y a Caroline. Pero nos pasó a muchas. Nos pasa a muchas. Nos está pasando a muchas. Los predadores nos quieren dormidas.

Por eso es que Caroline, la hija del predador en cuestión escribió el libro “Y dejé de llamarte papá” e impulsó la asociación “No me pongas a dormir”. Por lo mismo, Aracely Salcedo en México desarrolló un detector de xilacina, la droga veterinaria para sedar vacas y caballos más utilizada por agresores sexuales en la bebidas de los discotecas. Porque aquí y allá pasa.

Anulan el consentimiento. A veces mucho hasta dormirnos, a veces menos pero permanente. A veces en hospitales, o en la casa, o en un auto, o en un centro clandestino de detención… Alteran la memoria, son cómplices y callan. Con uniforme, con bata, con sotana, con corbata, o aún siendo hippies de rastas. Buscan anular nuestro consentimiento porque ¡son unos malditos cagones!

Ya es Septiembre y recuperamos la memoria.

Ya basta.

Radio HumedaLES,

Cultura y Existencia lesbiana.

6 de septiembre de 2024