11 son los pilares dictatoriales sostienen hoy el modelo neoliberal chileno (Fundación Sol, 2019): La Privatización de la educación pública el Fomento forestal y el Sistema tributario instaurado 1974. El Plan laboral y la Subcontratación ejecutado en 1979. El Sistema de salud, la Desnacionalización del cobre, el Sistema de AFP y la Privatización del agua iniciado en 1981, el Sistema bancario de 1975 y 1986. Todo consagrado por la Constitución política de 1980.
Es frágil nuestra memoria, en 2017, 3.790.397 personas confiaron en Piñera para por segunda vez su visión del proyecto neoliberal continuara su camino, así fue, el 54% de los votos validó a un tirano del libre mercado como persona apta para redirigir el poder ejecutivo. Sin embargo, la mesa de la familia neoliberal se remece y sólo el 14% de la población aprueba su mandato (CADEM, 2019), lo que representa el porcentaje más bajo en los treinta años de gobierno posterior a la dictadura cívico militar.
La legitimidad del gobierno no sólo es débil, sino incierta. Con el cambio de gabinete, a la medida de los nuevos tiempos de farándula neoliberal, dejó al mando del ministerio del interior de un Zorron de Evopoli (Gonzalo Blumel) y puso a un representante de la ultra derecha conservadora (Felipe Ward) del ministerio de la presidencia, institución que se encarga de las materias legistivas. Sólo este movimiento de machitos de derecha bien peinados deja en claro que Piñera no tiene ninguna intención de modificar su programa, todo lo contrario, pues reafirma su interés de continuar fortaleciendo los 11 pilares del modelo neoliberal chilensis. (02:32.53) Como bien sabemos lo instauró la dictadura con su estrategia de gobernanza que sólo es viable en la medida que dispone de tanques y milicos sanguinarios que se erotizan con la violencia perpetrada a la población que se manifiesta.
Como en un ritual de tiranos el gabinete lamebotas de Piñera celebra la masacre del país y agradece a los milicos y pacos su actuar deshumanizado. Este mal que Piñera insiste en perpetuar, es un ejercicio de impunidad política, es un ejercicio de la elite económica despiadada que sólo ve por sus intereses de capital sin importarles exterminio de la tierra, los bienes comunes y naturales, en definitiva, no le interesa la propia vida.
No son 30 pesos, son 30 años de un modelo que se ha perpetuado a través de la violencia de Estado, con la tortura de los territorios y los cuerpos. Si hay algo que debe de morir es este neoliberalismo que nació a costa de la tortura, el exterminio y la desaparición de miles de activistas. La vida que queremos es la vida por la que luchamos.