Interpelamos

Radio HumedaLES, Editorial del 19 de Julio de 2024

Esta semana, en nuestro programa Planeta Feminista recibimos a la economista Nora Reyes Campos. Hablamos de gestión, de dinero, de endeudamientos. Y de las economías críticas entre las que se encuentra la economía feminista.

Hoy, como decía la invitada, confundimos economía con el mundo financiero. Porque en efecto, parece que quedamos en manos de las mafias financieras, de dineros que no producen bienes y servicios sino más dinero financiero en tarjetas y plásticos, y deuda; de bancos, créditos y endeudamientos. Estamos en tiempos de un creciente extractivismo que saquea territorios y también ideas.

Desde 1993, durante el 6to encuentro feminista de AL y el Caribe, un grupo pequeño de feministas latinoamericanas autonombradas “Las cómplices” se empezaron a preguntar cómo el dinero de las financiadoras, empezaba a dirigir el rumbo político y las prioridades del movimiento feminista. La organización del 7mo Encuentro Feminista de América Latina y el Caribe realizado en Cartagena, Chile 1996, decidió instalar el tema como un debate central y eso interpeló a feministas que ocupaban, por ejemplo, asesorías en el Banco Mundial para “el área de género”. Fue un antes y un después para el movimiento.

Y este debate no solo se dio en el feminismo. Tras el período de dictaduras en América Latina, los intereses en la región reciclaron sus modos de intervención. Comenzaron a tener cada vez más injerencia en “las agendas” de los movimientos sociales, esta vez vestidos de papá Noel. Financiando temas según “sus” propias necesidades y lineamientos ideológicos. Financiaban el feminismo, las organizaciones indígenas y las expresiones culturales más autónomas como el teatro callejero, o la medicina popular con plantas o tradicionales, recibieron la gracia de la cooperación norte-sur. A cambio, relevaban los procesos y pensamientos locales en la voz de sus protagonistas. De a poco los condicionamientos del dinero definían que temas si, y qué temas no, con qué organización articular y con cual no, al punto que los movimientos sociales fueron quedando intervenidos.

Había dinero para hablar de “derechos reproductivos” a cambio de abandonar la molesta palabrita “aborto” o de instalar la idea de Ciudadanía sexual o diversidades en lugar de “lesbianas”. O papá Noel aportaba generoso para investigaciones taxonómicas de plantas medicinales en tiempos en que ya la organización Mundial de Comercio se había inventado el cuento y los andamiajes jurídicos para sus “patentes de propiedad intelectual” sobre semillas y plantas. (aclaramos que Vandana Shiva llama a esto “Biopiratería”).

Sin embargo, otros pequeños fondos siguieron apoyando procesos activistas sin estos condicionamientos. O al menos eso parecía. Hoy, en un nuevo ciclo espirado, vemos que vuelve a pasar. A papá Noel ya no le gusta que hablemos de “prostitución” ni tampoco de “trata de personas” y cada vez menos se financian proyectos de mujeres feministas y lesbianas. Vemos con preocupación nuevas intervenciones del movimiento para flexibilizar el rechazo a la gestación subrogada, por ejemplo, las discusiones en torno al trabajo sexual, o los límites a las terapias hormonales en infancias.

Por esto, la declaración que en 1996 se hiciera desde el taller de feminismo autónomas realizado dentro del 7mo encuentro Feminista de América latina y el Caribe vuelve a tomar una vigencia relevante. Decía:

“Tenemos que discutir y analizar los límites de los dineros de la cooperación internacional. Debemos conocer y decodificar el origen y los procedimientos de los recursos y que también eso sea parte de la subversión. Queremos interpelar al dinero y su poder.”

Radio HumedaLES. Cultura y existencia lesbiana.

Descarga Nuestra App para escucharnos en el teléfono.

https://www.instagram.com/p/C9po13uuRtC