Esta consigna ha remecido las calles y las redes sociales en estos últimos días, porque en Chile, un pederasta, tras el veredicto del poder judicial que lo sentencia como culpable, cumplirá la pena de restricción de libertad en el calor de su casa de campo, en un fundo de su propiedad, con las atenciones y cuidados que ningún pederasta merece. Mientras, una de las víctimas, una niña, es cuestionada públicamente – por uno de los miembros más poderosos de su familia – porque grabó un video del pederasta – sin su consentimiento – mientras éste abusaba sexualmente de otra niña, su hermana menor.
Este escenario distópico, ¡es tan propio del mundo patriarcal! Parece que vivimos un remake de otros casos connotados, como el caso de Fernando Karadima y su sentencia a vivir en un monasterio siendo cuidado por monjas. Se repiten historias radioescuchas, con otros protagonistas, pero las mismas fuerzas de poder tejiendo esta barbarie.
Por lo tanto, ¿debiéramos sorprendernos?
¿Debiera sorprendernos que, una vez más, abusadores sexuales, blindados por los poderes de élite de este país hilachento, puedan vivir tranquilamente, mientras dos niñas – las únicas que este nefasto sistema judicial chileno admitió en la causa – son negadas, invisibilizadas, silenciadas… por la misma casta política neofascista de siempre?, ¿dueña de todo?, ¿dueña hasta de la justicia?
Para nosotras, las mujeres que sostenemos la radio humedales, nos resulta inaceptable ver como la institucionalidad continúa pisoteando vilmente la vida de las niñas… de las mujeres sobrevivientes, perpetuando con ello los pactos de silencio ante el abuso sexual infantil, Entonces, ¿de verdad puede sorprendernos? ¿ha habido justicia para las niñas pobres? ¿ha habido justicia para las víctimas de violencia político sexual de la revuelta? ¿de la dictadura?
El sistema judicial chileno, agarradito del poder que fraudulentamente le otorga la casta económica de este país, no sólo nos vino a recordar que pisotear la vida de las mujeres es – y siempre será – el arma del sistema patriarcal, sino que también es una mentira la separación de los poderes del Estado, que no existe tal gobierno feminista y que la derecha de este país siempre ha seguido gobernando desde su brazo económico, desvergonzadamente, ha seguido gobernando.
Las feministas llevamos siglos denunciando esta forma de violencia, hemos sido criminalizadas por defender nuestros cuerpos, hemos sigo encarceladas por defendernos de las violaciones, mientras el mundo patriarcal y sus hombres más fieles siguen a sus anchas. Sin lugar a duda: ¡Odian más a las mujeres y niñas, que a los pederastas!
Ante esta absurda y brígida realidad nos aferramos a la rebeldía de escucharnos, de acuerparnos, de crear otras formas de resistencia y otros imaginarios de justicia y de reparación, para sanar juntas y construir la vida que merecemos. Pero estamos conscientes que, si no hay sanción pública de sociedad completa, del Estado y su institucionalidad, el abuso seguirá siendo naturalizado y perpetuado.
Mientras en este país la (in)Justicia Patriarcal y toda su hipocresía haga de todo para negar nuestros cuerpos y nuestras experiencias, hoy más que nunca, necesitamos cuidarnos.
Radio HumedaLES,
Cultura, y existencia lesbiana.
26 de Julio de 2024