por Camila Huentequeo
Habla Camila Huentequeo, les saludo con alto reconocimiento y agradecimiento.
Activo en Caracolas, en un club de comedia y en una ONG.
Mi experiencia de rebeldía lésbica y el derecho es muy profunda dado que soy defensora comunitaria de mujeres, migrantes, y también de otras corporalidades y existencias que logran tener acceso a una justicio diferente: desde mi autonomía como lesbiana, de no tener patrón como mujer, y de estar, o al menos intentar, expresada desde una ética feminista.
Es toda una rebeldía que habito desde el placer y desde mi corazón de poeta como dice mi polola. Se tiene la imagen, en general, masculina y hegemónica de esta labor, alguien exitoso, manipulador, mentiroso, un depredador. Mi madre me decía que sufriría, así como con mi amor por las mujeres, y a mí me costó años habitar el derecho con mi diferencia.
Hallar el placer en poder pensar libremente y hacer mi tesis de los crímenes de odio a las lesbianas, comprender el derecho como herramienta de reparación, simbólica y material, a nuestras cuerdas, a nuestras políticas y por nuestra autonomía. En ese camino reconozco la fuerza de otras, de mis referentes y de los puentes en común que tejo con ellas y otras luchas sociales.
Y qué es la rebeldía lésbica sino el amor entre mujeres?
El derecho ha sido herramienta de apañe para y desde otras. La diferencia, el tacto y el placer son lugares que evoco este día. Acuerparme con otras existencias lesbianas para resistir y tener puentes comunitarios, porque todo bien con la isla con chicas junto con nuestro afuera, pero también descubro otras y otras donde con esta existencia lesbiana se apaña, contiene y crece, siendo recíproco, el multihabitarnos.
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